la generación-i

5 11 2009

El fin de semana pasado tuve “reunión familiar”. Supongo que en muchas de vuestras familias las “reuniones” serán parecidas a las de la mía, pero por si acaso, dejad que os explique un poco de qué se tratan estas “reuniones”.

En un primer momento solamente se trata de encontrarse en casa de alguno de los familiares para celebrar una comida en familia. En esta ocasión la reunión se celebraba en casa de mis tíos. Como suele ocurrir, lo que en principio se planteaba como una comida tranquila, para hablar y vernos, acaba siendo un desmadre con un montón de gente alrededor de la mesa. Así que al final el domingo pasado acabamos siendo diecisiete comensales. No os creáis que yo tengo tantos primos y tíos, pero resulta que además de mis primos, tíos, padres, hermano y abuelo también vinieron los primos de mis primos y los abuelos de éstos, además de sus padres. Es decir, mucha familia y familia de la familia. Puede parecer un caos, pero estas “reuniones” acaban siendo muy divertidas e impredecibles. Al final la comida se alarga, y lo que tenía que ser un simple almuerzo acaba desembocando en una cena también.

Después del postre, el café, la repostería y la segunda repostería, mi primo David, de quince años, se puso a jugar con su primo Oriol, de once, a la PlayStation. Los dos estaban pasmados delante de la televisión, jugando a un videojuego de carreras de coches, que, según mi primo, tenía los mejores gráficos del momento. Mi abuelo José, mecánico y fanático de los coches, les preguntó que a qué jugaban. David le explicó que conducían coches apretando botones del mando de la Play. A mi abuelo se le puso una cara entre atónito e ilusionado, así que mi primo le dijo si quería jugar. ¡Sí, sí! Imaginaros a mi abuelo de casi 80 años cogiendo el mando de la Play e intentando ganar a Oriol en la carrera. Como era de esperar, el pobre hombre no sabía muy bien qué hacer con el mando y con todos sus botones. Entonces fue cuando Oriol dijo algo que me sorprendió. El diálogo fue más o menos así:

Oriol – No sr. José, ¡no tiene que mover el mando!

Abuelo José – ¿A no?

Oriol – No. Tiene que clickar los botones.

(¿Clickar los botones?. Aquí me quedé alucinada, pero mi abuelo alucinó aún más)

Abuelo José – ¿Qué tengo que qué?

Oriol – Tiene que clickar los botones

Yo (en un intento de ayudar a mi abuelo) – Yayo, tienes que apretar estos botones.

Abuelo José – ¡Esto es muy complicado para mí! ¡Aquí os quedáis con vuestro juego, me voy a ver la tele!

¿Clickar un botón?. Aquí queda claro el papel que internet ha cogido en nuestras vidas, cómo poco a poco nos ha ido cambiando, cómo ha ido influenciando en las nuevas generaciones, cómo ha llegado a ser un elemento tan importante que incluso ha esta cambiando elementos del lenguaje. Tengo 21 años, pero en el momento que ese niño de 11 años dijo “clickar un botón”, me sentí un poco más mayor, y creo que el pobre de mi abuelo también. Internet está consiguiendo catalogar a la sociedad según si son usuarios o no-usuarios de este medio. Para mí internet es esencial, casi podría decir que es una de las necesidades básicas de mi día a día. Pero para otras generaciones, internet es algo que existe pero que no les afecta para nada.

generacion

Internet ha conseguido crear una nueva generación, la Generción-i (de internet). Esta generación es la nacida entre 1993 y la última mitad de la década del 2000. Son jóvenes aplicados a la nuevas tic’s, muy conectados tecnológicamente, habiendo tenido uso desde pequeños con tecnologías como DVDs., internet, email, youtube, google, etc. Aunque yo utilice el medio internet y sus aplicaciones cada día, me doy cuenta que no formo parte de esta Generación-i, y que no podría formar parte de ella aunque quisiera.